El conejo de la luna

 

El dios Quetzalcóatl bajó un día a dar un paseo largo por la tierra, al caer la noche se encontraba cansado y hambriento sin saber qué comer cuando pasó enfrente de él un conejo que le ofreció de su comida, a lo que el dios se negó, pues no era algo que acostumbrara comer.

El conejo se ofreció en sacrificio para ser comido y Quetzalcóatl en agradecimiento le prometió que de entonces en adelante sería recordado. Lo tomó y lo elevó hasta la luna para estampar ahí su figura diciéndole “En homenaje a tu nobleza para que seas recordado por todos”.